El pasado Sant Jordi me regalaron un libro de montañismo: Bajos los cielos de Asia. Había oído hablar de su autor, Iñaki Ochoa de Olza, pero no le conocía en absoluto. Muchos sabrán de él o les sonará su nombre porque el entrenador del Barça les puso a los jugadores del primer equipo un video sobre la forma de vivir de Iñaki y sobre cómo un montón de montañeros arriesgaron su vida para intentar rescatarle cuando sufrió un edema muy cerca de la cumbre del Annapurna, en mayo de 2008. Imagino que Guardiola quería inspirarles y motivarles antes de un partido crucial, no sé cuál sería, pero eso poco importa. Me han dicho que hoy juega el Barça también. No paran estos del fútbol, siempre arriba y abajo, y medio planeta pendiente de ellos... Pobrecillos...
A diferencia de la Liga del fútbol, el libro de Iñaki me ha cautivado desde la portada hasta los agradecimientos. Lo he devorado en menos de una semana, pero al mismo tiempo he saboreado todos sus matices, desde sus inicios en el mundo de la escalada hasta su profesionalización como himalayista de prestigio mundial. Lo leía en cualquier parte, sin distraerme por frenazos, cláxones impacientes, televisores a todo volumen, conversaciones intrascendentes a viva voz en el vagón del Metro...
La forma de explicarse de Iñaki era natural, hipnótica y precisa. Sus andanzas por las montañas conjugaban humildad y admiración por todo lo auténtico que que le rodeaba. Por unos días he tratado de ser él o, al menos, ir tras sus huellas. Una vez comenzaba un capítulo, no podía cesar de leer hasta completarlo.
Bajo los cielos de Asia no es la biografía de un ochomilista mediático, aunque Iñaki escribía crónicas en el Diario de Navarra, colaboró con Al filo... y fue contratado por National Geographic. Este libro es la esencia del montañismo en palabras. Es el amor por las montañas y la gente que allí vive y muere. Por la libertad, el compañerismo, el espíritu nómada y viajero de quien se sabe pasajero, se reconoce intrascendente, y acierta. Su vida y su obra son verdaderamente inspiradoras.
Ahora seguiré con el resto de libros que hay sobre la mesilla de noche, el bidé, el despacho... Y es que por mucho que digan algunos, no hay nada mejor que tener varias lecturas comenzadas a la vez. Es como hacer zapping. O no.