lunes, 27 de octubre de 2014

Bikepacking Overnight Experience… o cómo pasar 2 días rodando por l'Empordà, el Rosselló y el Ripollès con una Surly Straggler

Le llaman "bikepacking & overnight experience", y si vas solit@ le añaden el prefijo "solo" a toda la etiqueta, que seguro que fue acuñada en los USA, pero en realidad se trata de algo muy simple: subirte a la bici y largarte todo lo lejos que puedas, cargando con el mínimo equipaje posible –que lo asirás a tu montura con correas, cinchas y toda clase de inventos–, para pasar la noche en cualquier lugar –vivac, refugio, etc.–, y al día siguiente seguir pedaleando, desde el amanecer hasta el ocaso…

Pont Vell de Gualta, Baix Empordà.

Se trata de ir liger@. Nada de segundas mudas. Nada de segundos calzados. Cuanto más simplifiquemos el equipaje, más disfrutaremos de la bici y de la esencia del "movimiento", aunque harán falta unos mínimos para saborear también el contacto con la naturaleza durante la travesía. Porque no se trata de ir con la tarjeta de crédito en la boca, de un hotel a otro. No. Se trata de llegar a lugares remotos, usando caminos, pistas y carreteras solitarias, y dormir al aire libre, bajo las estrellas, o en pequeños refugios. Hoy día un equipo de vivac completo puede caber en una pequeña bolsa de manillar o de sillín, y dar un peso total –saco, esterilla y kit de cocina– de aproximadamente 1.300 gramos. El quid de la cuestión consiste en encontrar el equilibrio "perfecto" entre ligereza y autonomía, en función de los propios gustos.

MY FIRST TIME: EXCURSIÓN RELÁMPAGO
Mi primera experiencia de "solo bikepacking overnight" fue la semana pasada, aprovechando el octubre tropical que estamos viviendo. Hacía tiempo que le daba vueltas al itinerario, así que en cuanto tuve en mi poder una Surly Straggler –bici de test que me prestaron en Espai Bici, importadores de Surly en España–, sólo tuve que subir un poco el sillín y apañar el equipaje. La previsión meteorológica era optimista, así que todo hacía indicar que era el momento "M".

Cielos despejados, carreteras desiertas...
Viejas fronteras... aunque no tan viejas.

MÍNIMO EQUIPAJE, MÁXIMA AUTOSUFICIENCIA
En una travesía de bikepacking sólo necesitaremos un modelito de día y otro de noche.
El outfit diurno será el más apropiado para ir en bici durante todo el día teniendo en cuenta la época del año y las temperaturas. Para la noche, nada de florituras: ni camisones de encaje, ni picardías, ni bata de guatiné, ni pantuflas.
Es vital cumplir a rajatabla la regla de la simplificación: nada de prendas cuyo uso se solape. Menos es más. Y al día siguiente, a cruzar los dedos para que Rexona 48 horas cumpla su cometido (¿vendrá de ahí la modalidad "solo"?).

Yo, para esta salida, me llevé:

Modelito de bici:
1 maillot de manga corta
1 culotte corto
1 camiseta interior sin mangas
1 par de calcetines de verano
1 manguitos
1 casco
1 gafas de sol
1 guantes cortos
1 cortavientos
1 calzado SPD

Como "pijama":
1 camiseta de manga larga térmica
1 mallas largas térmicas
1 chaqueta ultraligera con capucha
1 par de calcetines de invierno
1 tubular
0 calzoncillos

Refugio libre en el Col de Banyuls.

Equipo vivac:
1 saco de dormir de verano ultraligero (aprox. 650 gramos)
1 esterilla hinchable ultraligera (el Light Mat de Camp pesa 315 gramos; plegado, ocupa 22 x 6 cm; hinchado, 180 x 45 cm)
1 minifrontal

Cocinilla (en total, 400 gramos):
1 minihornillo ultraligero
1 minicarga de gas
1 minicazo
1 miniencendedor
1 cuchara ultraligera

Neceser (es un decir):
toallitas húmedas (¿3? ¿4? ¿5?)
cepillito de dientes
minitubo de dentífrico
papel WC

La importancia de la hidratación...

Alimentación en ruta:
4 barritas PowerBar Energize
4 barritas PowerBar Ride
4 PowerGel
1 bocata XXL (la ruta pasa por pueblos, restaurantes y supermercados donde es fácil avituallarse)

Cena:

1 pack casero con 250 gramos de cous-cous instantáneo, pasas, pipas y sal, todo mezclado en una bolsa zip
2 sopinstant de verduras
2 barritas PowerBar Protein Plus

Desayuno:
1 pack casero con 250 gramos de avena, cereales y frutas desecadas, con varias cucharadas de leche en polvo, café soluble y azúcar, todo mezclado en una bolsa zip

Desayuno ligero, completo y calórico :-)

Mecánica:
1 cámara de repuesto
1 kit de parches
2 desmontables
1 bomba de aire
1 multillave con tronchacadenas
1 powerlink
1 minibotellita de cera lubricante

Orientación y seguridad:
1 GPS (4 baterías)
1 teléfono móvil
1 foco delantero
1 luz led roja trasera

Subiendo el Col de Banyuls, km 159, rampas del 17%.

CÓMO LLEVAR EL EQUIPAJE

El bikepacking es un estilo de cicloturismo que se decanta por la ligereza y la velocidad, desterrando el uso de las clásicas alforjas que implican añadir portaequipajes a la bicicleta. Aquí se trata de "colgar" o "atar" el equipaje –siempre reducido al mínimo peso y volumen– directamente a la bicicleta mediante bolsas especiales que van tras el sillín, en el hueco del cuadro o en el manillar. Son una especie de petates alargados hechos con materiales muy resistentes y longevos –tanto, que a menudo acaban desgastando la pintura del cuadro en algunos puntos donde rozan–. Como yo no tenía nada parecido, improvisé sobre la marcha con lo que tenía en casa.
La solución fue meter el saco, el aislante y la ropa "de noche" en la funda de una vieja tienda de camping que convertí en una "handlebar-bag". En la bolsa de sillín metí las dos bolsas zip de la cena y el desayuno. Las barritas energéticas, el kit de cocina y las herramientas las puse en el Camelbak, cuya bolsa de hidratación –de 3 litros– sólo empleé para cargar agua desde el último pueblo hasta el refugio. El resto del día funcioné con los dos bidones.
Como conclusión, he de decir que el peso en el manillar no lo noté en ningún momento. Me pareció una solución perfecta, aunque mi versión casera de "handlebar-bag" tiene un problema: me impedía colocar las manos en la barra superior horizontal del manillar, que suele ser muy cómoda en subidas suaves. Esto no ocurre con las bolsas específicas, que cuelgan dejando un hueco para las manos.

Surly Straggler con el equipaje al completo,
en el refugio libre del Col de Banyuls.

DÓNDE DORMIR
Gran parte de la magia –y de la gracia– del espíritu "bikepacking overnight" consiste en avanzar hasta que te alcance la noche, y entonces improvisar un lugar donde echarse a dormir –a veces lo de "dormir" se puede llegar a convertir en un eufemismo–. Para aquellos que no ven el suelo como una posible cama, siempre está la opción de un alojamiento –refugios, hostales, hoteles, casas de turismo rural, etc.–.

CÓMO DIBUJAR LA RUTA
Dibujar el recorrido para un viaje por asfalto y pistas es muchísimo más fácil que diseñar una ruta de mountain bike. Yo me limité a usar el Google Maps, el Google Earth y el Land de CompeGPS.
Primero busqué dos poblaciones que tuviesen estación de Renfe, que serían el principio y el final del itinerario. La idea era unirlas realizando dos etapas –de ahí el "overnight"– por carreteras secundarias y pistas rodadoras –nada de caminos, ni senderos, ni trialeras– con un recorrido total de unos 300 km.
Empecé pidiéndole a Google Maps que me sugiriese la mejor ruta, pero lo hice siempre por tramos cortos –de unos 30 o 40 km–, y tras estudiar cada propuesta, le pedí posibles alternativas por carreteras o pistas secundarias. A veces el software se hace un lío y hay que volver a empezar, pero con un poco de práctica acabas pillándole el punto.

Viejas carreteras, con el Cap de Creus de fondo.

Cómo pasar la ruta del Google Maps a archivo KML

Cuando ya tienes la ruta dibujada, seleccionas y copias la larguísima sarta de letras y números que aparece en la ventana del URL del navegador.
Luego abres esta web en otro navegador: http://www.gpsvisualizer.com/map_input?form=googleearth y pegas lo que habías copiado en la ventanita donde reza "Or provide the URL of data on the Web:" (abajo a la derecha), para luego clickar en el botón "Create a KML file".
Esta web transformará el extraño código del Google Maps en una ruta KML que puedes abrir con el Google Earth o el Land de CompeGPS.
A partir de ahí, yo me tomé unos minutos extra para comprobar sobre los mapas topográficos que no hubiese mejores opciones que Google Maps no hubiese contemplado, y algunas sí encontré. Hice las modificaciones necesarias y repetí el proceso.
Después cargué los tracks resultantes en el TwoNav Sportiva, así como los mapas Alpina y las teselas topográficas correspondientes a esas comarcas, y cogí 3 baterías extra. El apartado orientación estaba controlado.

Subiendo al Col d'Ares por la pista de Lamanère.

UNA BICI ESPECIAL
La Surly Straggler es una bici de acero pensada para rodar por toda clase de terrenos. Desde el primer momento me pareció super dócil, cómoda y fácil de manejar, tanto en subida como en bajada. La primera toma de contacto fue en Collserola, en un puerto que había hecho previamente con mi mountain bike Surly Ogre, y noté una gran diferencia en cuanto a la inercia que infunde su geometría, que aun siendo extraconfortable, te empuja sin remedio a devorar kilómetros y kilómetros.
La Surly Straggler venía calzada con unos neumáticos Surly Knard de 700 x 41 mm (120 tpi) que en ruta me parecieron sencillamente geniales. En asfalto me dieron una seguridad extraordinaria, y lo cierto es que se rueda realmente rápido –con presión alta, por supuesto–, y en pista se defendían muy bien, aunque en ningún caso el nivel de confort podrá llegar al que ofrece una mountain bike.

¿Quieres casarte conmigo?

FLECHAZO A PRIMERA VISTA

La Straggler es una bici que entra por los ojos. Tiene un color muy especial, un poco "fiebre de sábado noche", pero que contrasta con el tipo de paisajes y terrenos por los que quiere llevarte de viaje. Encaja en todas partes. En carreteras de alta montaña, pistas flanqueadas por viñedos, caminos que serpentean junto al mar… La tubería fina de su cuadro, el manillar de carretera y los frenos de disco conforman un todo que hace que uno se fije en ella y la quiera probar.
Personalmente, el montaje me pareció muy adecuado, aunque eché de menos un piñón más grande –o un plato más pequeño–, pues llevaba un 39x32 como velocidad más corta, desarrollo que en las rampas finales del Col de Banyuls –superiores al 17%– me obligaron a detenerme para "hacer un par de fotos". En cualquier caso, el montaje a la carta que ofrece Espai Bici es una garantía para acertar con los componentes adecuados a cada ciclista y el tipo de recorridos que va a realizar.

Viajar liger@ tiene sus ventajas :-)

TRACKS DE LA TRAVESÍA

Etapa 1: Caldes de Malavella - Col de Banyuls (160 km & 1.882 m+)
Etapa 2: Col de Banyuls - Ripoll (143 km & 2.240 m+)

jueves, 2 de octubre de 2014

Soñar con una meta

Un Ironman. Un Ultratrail. Una prueba ciclista non-stop. Una ascensión a un ochomil. ¿Por qué nos proponemos retos? ¿Qué nos aportan?

Meses –incluso años– entrenando, superando dificultades, evitando lesiones, invirtiendo tiempo y dinero, soñando con la realización de ese instante, efímero, en el que el deseo finalmente se materializa. Un paso por meta, un pódium, un diploma, un aplauso, un abrazo.

Altius, fortius... Saborea la alegría del triunfo
a cada paso de tu esfuerzo.

Tod@s soñamos con metas, de la naturaleza que sean. Soñamos incluso con el proceso de intentarlo. Nos hacemos una imagen cerebral que nos motiva y la repetimos mentalmente hasta que la podemos saborear, masticar, moldear en el aire. Y algún día, se convierte en un hecho real, en una fotografía, en un recuerdo.

La vida es una interminable lista de retos, desde que nacemos hasta que morimos. Aquí nos referimos a los deportivos. De pruebas que nos autoimponemos de forma gratuita, sin otra recompensa que el placer de intentarlo y conseguirlo.

La mejor escapada: huir del peligrosísimo sofá.

Un veterano del triatlón de nuestro país, un auténtico referente y primigenio profeta de esta disciplina ahora tan de moda, decía que los retos deportivos –y esto se lo oí a mediados de los noventa– son "la consecuencia natural a una vida medio solucionada". Una especie de respuesta natural por parte de nuestro ambicioso "yo" a una existencia demasiado tranquila, demasiado fácil.

Nuestra naturaleza humana, nuestros genes, nuestro carácter, que durante miles y miles de generaciones se han endurecido en la búsqueda de la propia supervivencia –corriendo, cazando y, literalmente, luchando por vivir un día más–, de pronto han descubierto el confortable, aunque no menos peligroso, sofá. De repente hemos topado con una vida demasiado cómoda en la que el ejercicio físico ya no es necesario, sólo un capricho, un lujo, un placer.

Puede que nuestros retos deportivos actuales sean sólo un amago, un entrenamiento, un artificio. No son estrictamente necesarios para nuestra supervivencia, está claro. Pero lo cierto es que nos ayudan a sentirnos vivos.

HAY RETOS y "RETTOS"
Como prueba de ello, el desafío de Miguel, cuyo reto personal ha merecido el primer premio de la segunda edición del concurso YOYMIRETTO –con una dotación de 1.000 euros– en el que he tenido el honor de ser jurado junto al mítico José Luis Laguía y la periodista Laura Meseguer.

Su sueño es vencer a la esclerosis múltiple, enfermedad que le afecta desde 2013, y volver a correr un maratón. Sabe que será la carrera más difícil y dura de su vida, pero no se rinde. "Iré poco a poco, pasito a pasito", asegura.

Éste es su reto. ¿Y el tuyo?

¿Dónde empiezan los retos? ¿Cuándo terminan?

*Copyright fotos: conunparderuedas.com