Los grandes del ciclismo, el triatlón y el alpinismo, todos los manuales de entrenamiento y el saber popular en general y el sentido común en particular se decantarían por el entrenamiento en altura. Nosotros, en cambio, como este año ya llevamos muchas rutas de montaña y bastantes kilómetros de mountain bike, hemos preferido seguir los impulsos naturales e irnos unos días a la playa –sin las bicicletas, por supuesto– a estirar las piernas, a intentar quitarnos el bronceado sectorial, a lanzar piedras haciendo que reboten sobre la superficie del mar, a comer carne de primera en la Brasserie 010 de Michel...
Para nuestro particular stage de pre-Transpirenaica escogimos una localidad de la costa malagueña cuyo lema “Torrox, el mejor clima de Europa” atrae a turistas con mono de sol de toda Europa.
Una vez en la playa comprendimos lo que son unas vacaciones de sol y playa. Para compensar, hemos salido a correr paseo marítimo arriba paseo marítimo abajo, parando a hacer flexiones y abdominales, nadando hasta la boya unas cuantas veces al día... Y poco más.
El stage ha funcionado a la perfección. Las marcas del culotte largo no se han ido, pero nosotros ya estamos llenos de energía para encarar los fuertes desniveles del Pirineo.
En la Brasserie 010 haciendo acopio de proteínas.