Un cambio de aires. Una excursión cercana. Un territorio para disfrutar de la bicicleta de montaña en cualquier época del año. Una ruta a caballo de la Costa Brava y la sierra de Les Gavarres. Casi 200 km de itinerario para explorar el Empordà. La propuesta está a punto de nacer y se llama Gran Volta a l'Empordà, y aunque me han contado bastantes detalles sorprendentes, he de decir aquello de "hasta aquí puedo leer". A partir del viernes podré contar lo demás. Me esperan tres jornadas de bicicleta (la ruta se puede hacer en dos días, pero para hacer fotos hemos preferido dedicarle una jornada más) por la comarca en la que empecé a pedalear hace ahora exactamente veinte años. Nostalgia...
De todo ello escribiremos un reportaje en el Solo Bici de marzo 2011. Nos esperan caminos alrededor del macizo de Montgrí, a orillas del Ter, panorámicas de las islas Medes, bosques silenciosos por Fitor, santuarios medievales, pueblos casi milenarios, ruinas romanas... Y en meta, unas deliciosas anchoas de l'Escala!!! Ayyyy!!! Se me ha escapado...
lunes, 31 de enero de 2011
sábado, 22 de enero de 2011
El primer día del resto de tu vida
Estrenar mountain bike es siempre emocionante. Tu primera salida con tu nueva bici es también una especie de experimento. Quieres conocerla, quieres caerle bien, quieres llevarla a sitios bonitos, quieres que lo "vuestro" sea intenso, salvaje, duradero... Estás impaciente por salir con ella, quieres seducirla, sacarla por ahí, enseñarle lugares lindos, quieres vivir una relación apasionada, inagotable, infinita...
Para empezar, lo mejor que puedes hacer es ir a probarla por los caminos y sendas de siempre, los que conoces bien, que tengan sus cosillas, pero que tampoco sean los más difíciles de tu repertorio, pues a veces el primer día la comunión bici-ciclista no es total. A veces esa relación de simbiosis tarda un par de salidas en empezar a cuajar.
Hoy hemos salido por Collserola con las nuevas Trek Fuel EX 8, las que usaremos durante 2011 para hacer los reportajes de rutas en Solo Bici (y evidentemente también para nuestras excursiones "privadas").
Hemos empezado subiendo por donde siempre, entusiasmados, curiosos, observantes, más pendientes de la bici que de costumbre, acoplándonos a la nueva geometría, acabando de ajustar alturas, recalculando presiones... De esta manera hemos cubierto una primera docena de kilómetros, siempre por caminos entretenidos, tanteando, comentando, dejándonos deslizar por sendas que serpentean entre encinares tupidos, dejándonos caer por torrenteras empedradas cubiertas de verdín, atravesando enmarañados laberintos de raíces... Siempre con suavidad, como un calmado practicante de Tai Chi, asumiendo metro a metro que esta bici es distinta, que flotas, que los obstáculos adquieren una escala diferente, que te trata con tacto, que acolcha, que te envuelve... y entonces, de repente, hemos empezado a ser conscientes de las ventajas de montar una bici así.
A la hora de regresar, la curiosidad nos ha tentado una vez más. El proceso de simbiosis ya había comenzado y queríamos saber cómo subíamos por tramos técnicos y escalonados, no extremadamente difíciles, pero sí bastante inclinados. Para ello no hay nada mejor que ir a un camino trialero que hacemos a menudo con tal de probar, probar y probar. A ver qué pasaba. Éste es el resultado en imágenes:
La rampa en cuestión, antes de bajar. Observación. Condiciones ideales: seca, verdín inapreciable. Primera bajada: sin problemas. El sistema de suspensiones suaviza el terreno. Permite equivocarse. Ir por aquí o por allá. Tanto da.
Primera tentativa de subida. Resultado: éxito completo, cero pies. En posteriores intentos comprobamos que se puede ir más lento que con la rígida, por la izquierda, por la derecha, por el centro... Conclusión: con esta bici es más fácil.
Tras la primera cita, inmejorables sensaciones. Lo hemos pasado muy bien. Sí... La cosa va bien. Mañana más. Hemos vuelto a quedar ;-)
Para empezar, lo mejor que puedes hacer es ir a probarla por los caminos y sendas de siempre, los que conoces bien, que tengan sus cosillas, pero que tampoco sean los más difíciles de tu repertorio, pues a veces el primer día la comunión bici-ciclista no es total. A veces esa relación de simbiosis tarda un par de salidas en empezar a cuajar.
Hoy hemos salido por Collserola con las nuevas Trek Fuel EX 8, las que usaremos durante 2011 para hacer los reportajes de rutas en Solo Bici (y evidentemente también para nuestras excursiones "privadas").
Hemos empezado subiendo por donde siempre, entusiasmados, curiosos, observantes, más pendientes de la bici que de costumbre, acoplándonos a la nueva geometría, acabando de ajustar alturas, recalculando presiones... De esta manera hemos cubierto una primera docena de kilómetros, siempre por caminos entretenidos, tanteando, comentando, dejándonos deslizar por sendas que serpentean entre encinares tupidos, dejándonos caer por torrenteras empedradas cubiertas de verdín, atravesando enmarañados laberintos de raíces... Siempre con suavidad, como un calmado practicante de Tai Chi, asumiendo metro a metro que esta bici es distinta, que flotas, que los obstáculos adquieren una escala diferente, que te trata con tacto, que acolcha, que te envuelve... y entonces, de repente, hemos empezado a ser conscientes de las ventajas de montar una bici así.
A la hora de regresar, la curiosidad nos ha tentado una vez más. El proceso de simbiosis ya había comenzado y queríamos saber cómo subíamos por tramos técnicos y escalonados, no extremadamente difíciles, pero sí bastante inclinados. Para ello no hay nada mejor que ir a un camino trialero que hacemos a menudo con tal de probar, probar y probar. A ver qué pasaba. Éste es el resultado en imágenes:
La rampa en cuestión, antes de bajar. Observación. Condiciones ideales: seca, verdín inapreciable. Primera bajada: sin problemas. El sistema de suspensiones suaviza el terreno. Permite equivocarse. Ir por aquí o por allá. Tanto da.
Primera tentativa de subida. Resultado: éxito completo, cero pies. En posteriores intentos comprobamos que se puede ir más lento que con la rígida, por la izquierda, por la derecha, por el centro... Conclusión: con esta bici es más fácil.
Tras la primera cita, inmejorables sensaciones. Lo hemos pasado muy bien. Sí... La cosa va bien. Mañana más. Hemos vuelto a quedar ;-)
viernes, 21 de enero de 2011
Bicis nuevas
Ya están aquí las bicis nuevas :-)
Hoy toca un cursillo acelerado de "presiones-amortiguadores-rebote"... Y mañana a disfrutar por Collserola!!!
¿Que qué bicis son? Próximamente, más pistas...
Hoy toca un cursillo acelerado de "presiones-amortiguadores-rebote"... Y mañana a disfrutar por Collserola!!!
¿Que qué bicis son? Próximamente, más pistas...
jueves, 20 de enero de 2011
7 deserts en Viena
Nos llegan noticias de la gira mundial de una copia furtiva en DVD del documental llamado “7 deserts”, unidad solitaria y nómada que viaja por ahí, de unas manos a otras, cruzando fronteras al margen de las zarpas de la censura y los aranceles de la SGAE (“así no nos haremos nunca ricos”, dice el productor, mi buen amigo Somiatruites, al que en NYC ya conocen como “The Omelette Dreamer”…), de una reunión de bikers a otra, siempre girando, proyectándose sobre las grandes pantallas de salas de cine de NYC, Milano, Sydney, BCN… pero también sobre sábanas blancas, paredes de naves industriales, muros de edificios, y pantallas LCD…
El soplo nos llega desde Viena, a través de la web de Velosophie. El chivato nos ha hecho llegar una filtración: se espera que “7 deserts” aparezca por el Schikaneder Cinema el 9 de febrero de 2011, a eso de las 20 horas.
El soplo nos llega desde Viena, a través de la web de Velosophie. El chivato nos ha hecho llegar una filtración: se espera que “7 deserts” aparezca por el Schikaneder Cinema el 9 de febrero de 2011, a eso de las 20 horas.
viernes, 14 de enero de 2011
Cycling is much better
Ayer tuve un día completito. De entrada pedaleé junto al mar, por el bici-carril del Maresme, hasta las oficinas de CompeGPS, donde teníamos la reunión anual para hablar de sus GPS, comentar nuevos proyectos, etc. Me gustó comprobar que los planes de este año les arrancaban una sonrisa de la cara. La verdad es que son un poco locos, los de este año… Deben de ser cosas de la edad, que uno se acerca a los cuarenta y tiene que empezar a soñar con locuras para salirse de la rueda del hamster.
Después de la reunión vino lo mejor. Eran casi las 14 h cuando retomaba mi mountain bike con tal de regresar a casa. Por la mañana, junto al mar, había rodado 45 km sin apenas desniveles. Ahora me disponía a aprovechar el track de un colega que bajé de wikiloc, el portal de intercambio de tracks por excelencia, para disfrutar de una tarde de puro mountain bike. Primero ascensión muy exigente hasta el santuario de El Corredor desde Arenys de Munt por una vertiente que jamás había escalado, después trialeras húmedas hacia Dosrius y a partir de ahí un sinfín de sube y bajas que me regalaron la primera pájara en muchos meses. Al final, 120 km con 2.000 metros de desnivel positivo, 2 Power Bar, 2 Power Gel y una docena de RideShots (no comí nada más en todo el día). Al margen de los datos objetivos, ganan las sensaciones: un cúmulo de ellas me recorren el cerebro, pero hoy las recuerdo entre borrosas y extenuantes, subidas al límite (algunas rozando el 30%), bajadas muy rápidas, trialeras de lo más excitantes, vertiginosas panorámicas aéreas de los pueblos de la costa desde lo más alto de la sierra…
Cuando el sol se puso tras el Tibidabo, yo me asomaba a la última estribación de la sierra Marina, divisando ya el hospital de Can Ruti, con las piernas tan flaqueantes como los brazos, con los niveles de glúcidos por el subsuelo del alma, creyendo desde hacía horas que no podría con ninguna otra subida… Pero sí que podía, claro. Eso sí, creo que jamás me había alegrado tanto de ver las tres chimeneas de Badalona… Al llegar a casa temblaba más que un galgo en el Polo Norte, estaba más doblado que los relojes de Dalí.
Ayer descubrí que un día de reuniones puede ser también una gran aventura. Sólo se trata de plantearse la vida de la forma adecuada. Ayer volví a comprender que la felicidad no es a qué hora llegas, sino el tiempo que disfrutas yendo. Ayer descubrí que en bici es mejor.
Después de la reunión vino lo mejor. Eran casi las 14 h cuando retomaba mi mountain bike con tal de regresar a casa. Por la mañana, junto al mar, había rodado 45 km sin apenas desniveles. Ahora me disponía a aprovechar el track de un colega que bajé de wikiloc, el portal de intercambio de tracks por excelencia, para disfrutar de una tarde de puro mountain bike. Primero ascensión muy exigente hasta el santuario de El Corredor desde Arenys de Munt por una vertiente que jamás había escalado, después trialeras húmedas hacia Dosrius y a partir de ahí un sinfín de sube y bajas que me regalaron la primera pájara en muchos meses. Al final, 120 km con 2.000 metros de desnivel positivo, 2 Power Bar, 2 Power Gel y una docena de RideShots (no comí nada más en todo el día). Al margen de los datos objetivos, ganan las sensaciones: un cúmulo de ellas me recorren el cerebro, pero hoy las recuerdo entre borrosas y extenuantes, subidas al límite (algunas rozando el 30%), bajadas muy rápidas, trialeras de lo más excitantes, vertiginosas panorámicas aéreas de los pueblos de la costa desde lo más alto de la sierra…
Cuando el sol se puso tras el Tibidabo, yo me asomaba a la última estribación de la sierra Marina, divisando ya el hospital de Can Ruti, con las piernas tan flaqueantes como los brazos, con los niveles de glúcidos por el subsuelo del alma, creyendo desde hacía horas que no podría con ninguna otra subida… Pero sí que podía, claro. Eso sí, creo que jamás me había alegrado tanto de ver las tres chimeneas de Badalona… Al llegar a casa temblaba más que un galgo en el Polo Norte, estaba más doblado que los relojes de Dalí.
Ayer descubrí que un día de reuniones puede ser también una gran aventura. Sólo se trata de plantearse la vida de la forma adecuada. Ayer volví a comprender que la felicidad no es a qué hora llegas, sino el tiempo que disfrutas yendo. Ayer descubrí que en bici es mejor.
jueves, 6 de enero de 2011
Engorilados entre la niebla
Empezamos el año casi casi como el que acaba de concluir, con una ruta betetera muy potente por los intrincados caminos y sendas del Cap de Creus, en los alrededores de Llançà, bajo los inexpugnables dominios del castillo de Sant Salvador, invisible entre la niebla que escala silenciosa la escarpada sierra siempre que vamos por allí, visitando el monasterio de San Pere de Rodes, infiltrándonos en una nube inmensa que se había posado sobre el paisaje y no dejaba ver el mar.
Esta vez no hemos ido a hacer ningún reportaje, hemos hecho la primera prospección para una salida con el Open Natura por estos parajes, que está prevista que se celebre en octubre. En días como ayer uno comprende lo difícil que es encontrar a veces una ruta a gusto de todos: el equilibrio ideal entre dureza, belleza, técnica, emoción, paisaje, dificultad... Una ecuación difícil, sin duda. En la propuesta inicial de ayer nos salieron 30 km de ruta, con 1.300 metros de desnivel positivo, y una cantidad de trialeras de subida y de bajada que nos hicieron replantearnos si el itinerario era el más adecuado. Ahora falta que el Dr Calsina -doctor en rutas- apruebe la propuesta. Pero antes habrá que regresar para estudiar alternativas, no vaya a ser que nos cambie la medicación. La verdad es que la de ayer era para encerrarnos...
Para ver el resto del álbum: click para facebook.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)