jueves, 2 de octubre de 2014

Soñar con una meta

Un Ironman. Un Ultratrail. Una prueba ciclista non-stop. Una ascensión a un ochomil. ¿Por qué nos proponemos retos? ¿Qué nos aportan?

Meses –incluso años– entrenando, superando dificultades, evitando lesiones, invirtiendo tiempo y dinero, soñando con la realización de ese instante, efímero, en el que el deseo finalmente se materializa. Un paso por meta, un pódium, un diploma, un aplauso, un abrazo.

Altius, fortius... Saborea la alegría del triunfo
a cada paso de tu esfuerzo.

Tod@s soñamos con metas, de la naturaleza que sean. Soñamos incluso con el proceso de intentarlo. Nos hacemos una imagen cerebral que nos motiva y la repetimos mentalmente hasta que la podemos saborear, masticar, moldear en el aire. Y algún día, se convierte en un hecho real, en una fotografía, en un recuerdo.

La vida es una interminable lista de retos, desde que nacemos hasta que morimos. Aquí nos referimos a los deportivos. De pruebas que nos autoimponemos de forma gratuita, sin otra recompensa que el placer de intentarlo y conseguirlo.

La mejor escapada: huir del peligrosísimo sofá.

Un veterano del triatlón de nuestro país, un auténtico referente y primigenio profeta de esta disciplina ahora tan de moda, decía que los retos deportivos –y esto se lo oí a mediados de los noventa– son "la consecuencia natural a una vida medio solucionada". Una especie de respuesta natural por parte de nuestro ambicioso "yo" a una existencia demasiado tranquila, demasiado fácil.

Nuestra naturaleza humana, nuestros genes, nuestro carácter, que durante miles y miles de generaciones se han endurecido en la búsqueda de la propia supervivencia –corriendo, cazando y, literalmente, luchando por vivir un día más–, de pronto han descubierto el confortable, aunque no menos peligroso, sofá. De repente hemos topado con una vida demasiado cómoda en la que el ejercicio físico ya no es necesario, sólo un capricho, un lujo, un placer.

Puede que nuestros retos deportivos actuales sean sólo un amago, un entrenamiento, un artificio. No son estrictamente necesarios para nuestra supervivencia, está claro. Pero lo cierto es que nos ayudan a sentirnos vivos.

HAY RETOS y "RETTOS"
Como prueba de ello, el desafío de Miguel, cuyo reto personal ha merecido el primer premio de la segunda edición del concurso YOYMIRETTO –con una dotación de 1.000 euros– en el que he tenido el honor de ser jurado junto al mítico José Luis Laguía y la periodista Laura Meseguer.

Su sueño es vencer a la esclerosis múltiple, enfermedad que le afecta desde 2013, y volver a correr un maratón. Sabe que será la carrera más difícil y dura de su vida, pero no se rinde. "Iré poco a poco, pasito a pasito", asegura.

Éste es su reto. ¿Y el tuyo?

¿Dónde empiezan los retos? ¿Cuándo terminan?

*Copyright fotos: conunparderuedas.com