La víspera, cenando en Camprodon, nos enteramos de la gesta sólo unos días antes de Joan Comte (primer non-stop de la BI6000). Intentábamos hacernos una idea, pero no empezamos a comprender la paliza que se había metido el muy bruto hasta al cabo de tres días, cuando en mitad de una poderosa ascensión pensamos: "Y este hombre vino hasta aquí sin parar y siguió pedaleando hasta el final???!!!". Increíble, pero muy significativo. Me refiero a que al pedalear la BI6000 (nosotros la hemos hecho en 5 etapas) hemos tenido la sensación de viajar a través de un territorio cambiante, lleno de paisajes espectaculares y nada monótonos. En cada etapa disfrutas de un tipo de entorno distino, y se alternan las cumbres nevadas, los roquedales de alta montaña, los prados alpinos en los que corretean las marmotas, los abetales... con parajes frondosos propios de zonas de media montaña, con caminos sombríos por hayedos, senderos, trialeras... Y es que en la ruta no sólo cambian los panoramas, también los firmes y tipos de terreno por los que pedaleas.
Yo, como fotógrafo, estos días he disfrutado muchísimo porque la ruta en sí misma da mucho juego. También por la colaboración de Amelia, que cada día baja mejor las trialeras, y la inestimable presencia de Jaume Vila (uno de los creadores de la ruta) junto a nosotros en la segunda etapa.
Como biker, me he quedado con las ganas de venir en otra ocasión, sin el peso físico de las cámaras en la mochila ni el peso mental de tener que trabajar haciendo el reportaje. Creo que esta ruta la podría hacer en 3 días, sufriendo mucho, claro, pero a veces ahí reside la gracia: ver si eres capaz. Pero pensándolo bien, quizás mejor volver en otra ocasión sin presiones, la cámara de fotos del teléfono, y dedicarle esta vez 4 días, para disfrutar de nuevo de todo lo vivido estos días. Ahora hablo como gastrónomo ;-)