Día de sol en Bilbo y una nueva charla, en la que me preguntan cuántas he hecho. "Este año... unas treinta y pico...", contesto. "¿Y no te cansas de contar siempre lo mismo?", cuestionan. Pues no, la verdad, y aunque así fuera, si algún día estoy cansado, del viaje, de los bocadillos de plástico del tren, de las películas de serie Z del autobús, de lo que sea, pues sólo saber que ha venido gente, ni que sean cinco, cuatro, dos o uno, eso ya me motiva para hablar ilusionado de mis viajes e intentar "envenenarles" de la magia de salir a la calle, cruzar el pueblo, ir más allá del horizonte de tu mente, en busca de nada concreto, sólo con los sentidos relajados, en posición "esponja", listos para absorber lo que hay más allá para sentirlo más acá. Gracias por darme esa oportunidad. ¡Hasta la próxima!
>> En la foto, detalle de lo majestuoso del salón de actos de la biblioteca de Bidebarrieta, antes de comenzar la charla, probando el proyector.